martes, 29 de abril de 2008

¿Por qué no puedo hacer mi tesis ?

Un problema frecuente de los estudiantes que están finalizando su carrera universitaria, es que deben realizar una tesis para obtener su título de grado o postgrado. Digo "un problema", ya que, a menudo, la realización de una tesis, suele ocasionar demoras en gran cantidad de estudiantes.

Considero que un buen método para lograr superar las trabas que impiden la realización de una tesis, debe partir de realizar un diagnóstico de cuáles son las causas que generan tal situación de hecho.

La resistencia psicológica

La realización de una tesis, desde un criterio antropológico, puede pensarse como un ritual de iniciación.

Un ritual de iniciación lo podemos definir como una práctica social bastante codificada que se da ante una situación de cambio o pasaje en la existencia de las personas. Es decir, es una situación donde una persona deja atrás un estadio de su existencia, para pasar a otro estadio en su vida. Así, por ejemplo, nos encontramos con el ritual del casamiento (pasaje del estado de soltería al estado propio al matrimonio), el ritual de los velorios (pasaje de la vida a la muerte, o pasaje de la presencia física a la ausencia física del ser querido que dejó de ser en el tiempo), o el ritual de la realización de una tesis (pasaje de alumno a graduado).

Toda situación de pasaje de un estadio de la existencia a otro, presupone una situación de crisis, donde la incertidumbre, la resistencia a dejar el viejo estadio o los temores que acarrea la nueva situación imprevista, suelen ocasionar demoras y regresiones en las cuales uno se resiste a pasar por tal situación de desplazamiento hacia el nuevo estadio.

Cultura académica

Un problema estrictamente académico, es una suerte de discontinuidad dada entre el discurso o los requisitos universitarios exigidos, y por otro lado, la práctica pedagógica y didáctica cotidiana en dichas universidades. Es decir, desde las exigencias hacia los alumnos o desde el discurso académico oficial, las universidades exigen la presentación de trabajos de investigación que tengan entre 50 a 150 páginas, ya sea con el nombre de tesina (decir tesina es una especie de eufemismo con una palabra que termina en diminutivo para no amedrentar a los estudiantes: asusta menos decirle a alguien que tiene que presentar una tesina a decirle que tiene que presentar una tesis), ya sean tesis, monografías, o ensayos.

Pero en su revés de trama, las universidades no brindan en sus contenidos curriculares las herramientas mínimas e indispensables para realizar dichos trabajos de investigación. A lo sumo, suelen poner una o dos materias cuatrimestrales o semestrales en el último año de las carreras universitarias, llamadas "Metodología de la investigación", "Seminario de tesis" o "Taller de tesis". No basta con 2 materias en el último año de una carrera universitaria para lograr que los estudiantes adquieran una práctica de la investigación, la lectura y la escritura. Como casi todo en la vida, la práctica investigativa y la escritura es una cuestión de hábito. Y con dos cursadas hacia el final de una carrera universitaria, no alcanza para que los estudiantes puedan realizar una tesis de 50, 80 o 120 páginas. En este sentido, una reforma saludable que deberían hacer muchas universidades, consiste en estimular el hábito de la investigación, la lectura y la escritura desde los inicios de las carreras académicas. No hay otra forma de lograr una eficacia pedagógica.

La legitimación docente

Las críticas que hacen los docentes que supervisan tesis, no siempre son constructivas. El profesor establece una relación de poder con el alumno que puede dificultar las cosas. La actividad del tutor de tesis o del profesor de Metodología de la Investigación es tautológica: su función es corregir. O sea: el estudiante no debe desmoralizarse ante las observaciones que haga el docente, ya que el profesor en cuanto tal será crítico en sus observaciones, salvo algunas excepciones. Si el docente que nos supervisa la tesis corrige excesivamente la tesis, no queda otro remedio que ceder. Como hay una relación asimétrica de poder en el medio, y debido a que aquello que apremia al estudiante es recibirse, la palabra del docente es la que vale. Como ya señalé en otro escrito (ver Consejos para la elaboración de tesis (Parte 1) ), en el desarrollo de la tesis hace falta detectar las condiciones de legibilidad de quien será nuestro evaluador y tutor de tesis para adaptar la escritura a sus pareceres, por más sesgados que parezcan.

La ciencia como discurso castrador

La ciencia, además de ser un sistema de validación de conocimientos tanto a nivel lógico como empírico, es un discurso social. Vista como discurso, la ciencia se nos presenta como un dispositivo bastante rígido y formal. Los estudiantes, al oír hablar sobre hipótesis, método de investigación, marco teórico, variables, o instrumentos de análisis, se sientes cohibidos, como si se tratase de algo demasiado circunspecto y alejado de sus alcances. Este "efecto social de lectura" que provoca la discursividad científica, en gran medida es generado por las mismas universidades que necesitan legitimarse a partir de una discursividad que supuestamente les es exclusiva.

Como si fuese un relato de Kafka, la ciencia irrumpe en un imaginario social bastante extendido como una suerte de guardián que se ubica ante la puerta del conocimiento e impide el paso a todo aquel que se rehúse a emplear sus términos.

Lo que hay que entender es que como todo discurso, la ciencia tiene su propia gramática, su propio sistema de reglas. No debe amedrentar el discurso científico de las academias. Si lo desmenuzamos, nos podemos encontrar con que se asemeja mucho al sentido común.

La resistencia a la lectura crítica

Hoy en día, la gente lee más, pero una lectura más simplista y diversificada. De hecho, las tasas de alfabetización hacia principios del siglo XXI, son más elevadas que lo que se daba en siglos anteriores. Sin embargo, un aspecto que tiene que ver con la sociedad en la cual vivimos, es que la lectura científica, reflexiva o erudita, ha dejado de ser una práctica cotidiana deseable. Como viene diciéndose desde mediados del siglo XIX, vivimos en una sociedad hedonista, donde todos los individuos nos volcamos más por el placer directo, simple, sin mucho ejercicio mental para llegar a la satisfacción. Preferimos ver el documental de Discovery Channel sobre las culturas primitivas a leer La rama dorada de Fraser, preferimos leer lo que hoy en día se denomina una "novela histórica" sobre la Edad Media a leer El otoño de la edad media de Huizinga, preferimos ver la película Ana Karenina a leer esas más de 800 páginas de la novela de Tolstoi.

Este fenómeno es complejo de analizar. Por un lado, se podría decir: el acceso al placer y al conocimiento, se ha diversificado, con lo cual, la "tiranía del libro" ha cedido su lugar a otros bienes simbólicos de acceso al placer, la cultura o el conocimiento. Sin embargo, regocijarnos en aquello que denomino el fin de la tiranía del libro, creo que es una visión simplista y populista desde un criterio político. Tampoco hay que desdeñar aquello que muchas teorías de la enseñanza actuales denominan las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación como medios para acceder al conocimiento o al placer. En todo caso, lo que sí considero es que la tendencia hedonista, atenta contra la creación de personas críticas, creativas y reflexivas.

Retomando nuestro eje de análisis: el hecho de que se lea menos, es otra barrera que atenta contra la realización de una tesis. En definitiva, la escritura no es otra cosa que una relectura.

Finalmente, otra explicación de por qué se lee menos un tipo de lectura que requiere mayor concentración o reflexividad, es debido a que vivimos estresados y en una sociedad altamente competitiva, donde toda persona media, luego de haber trabajado 10 o 12 horas, con una situación laboral precaria, cuando llega a su hogar, lo único que quiere hacer es prender la televisión y no pensar en nada. Desde este criterio, el mundo en el que vivimos, atenta contra la lectura reflexiva.

La resistencia a la creatividad

Sin temor a equivocarme, hago la siguiente afirmación: la realización de una tesis puede llegar a ser la fase más productiva y enriquecedora en el itinerario académico de un estudiante. Pensemos en lo siguiente: a través de una carrera universitaria, vamos haciendo un recorrido guiado por diversos saberes y prácticas. Hacia el final de la carrera, nos encontramos con la chance de realizar un trabajo de investigación en el cual tenemos la opción de elegir un tema que nos resulte digno de interés. El momento de la realización de una tesis es la etapa más personal e integradora de todo el saber acumulado. Es aquella instancia en la cual como estudiantes podemos elegir qué temas, marcos de lectura, problemáticas e intereses personales merecen nuestra atención.

Precisamente, esta situación de libertad de elección y de ejercicio de la creatividad, es aquello que atenta contra su realización. Quiero decir, ya sea tanto por la sociedad en la cual vivimos, como por los hábitos de enseñanza memorísticos o de repetición de contenidos, el estudiante, al encontrarse con que para realizar una tesis debe elegir por sí mismo y plantear sus puntos de vista originales o por lo menos integradores, tal situación resulta compleja de asumir: no estamos acostumbrados a ser creativos o a tener libre iniciativa en nuestras vidas cotidianas. A tal punto la creatividad es algo que falta en nuestras vidas, que desde ciertas universidades y empresas se promueven ejercicios y métodos para lograr estimular el "pensamiento creativo" o el "pensamiento lateral"

El estudio universitario y el deber ser

Muchos estudiantes universitarios realizan carreras de grado o postgrado no por deseos personales, sino porque el mundo del trabajo, de la familia o de la imagen social los valorará más de este modo. Desde este criterio, se puede afirmar que uno estudia más para los otros que para sí mismo: el papá no pudo terminar la secundaria, entonces el hijo estudia abogacía; en la empresa en la cual trabaja alguien, para lograr un ascenso como gerente de área, se necesita tener el título de licenciado en comercialización, etc.

Este aspecto, que no es menor, es otra causa de por qué los estudiantes se demoran en la realización de sus tesis. El discurso típico en estos casos hace referencia a: "Para mí, la realización de la tesis, no es más que un trámite", o "A mí, lo único que me interesa es obtener el título universitario".

Fuente: escribimos.com
http://www.conocimientosweb.net/zip/article1030.html

¿Por qué no puedo hacer mi tesis ?

Un problema frecuente de los estudiantes que están finalizando su carrera universitaria, es que deben realizar una tesis para obtener su título de grado o postgrado. Digo "un problema", ya que, a menudo, la realización de una tesis, suele ocasionar demoras en gran cantidad de estudiantes.

Considero que un buen método para lograr superar las trabas que impiden la realización de una tesis, debe partir de realizar un diagnóstico de cuáles son las causas que generan tal situación de hecho.

La resistencia psicológica

La realización de una tesis, desde un criterio antropológico, puede pensarse como un ritual de iniciación.

Un ritual de iniciación lo podemos definir como una práctica social bastante codificada que se da ante una situación de cambio o pasaje en la existencia de las personas. Es decir, es una situación donde una persona deja atrás un estadio de su existencia, para pasar a otro estadio en su vida. Así, por ejemplo, nos encontramos con el ritual del casamiento (pasaje del estado de soltería al estado propio al matrimonio), el ritual de los velorios (pasaje de la vida a la muerte, o pasaje de la presencia física a la ausencia física del ser querido que dejó de ser en el tiempo), o el ritual de la realización de una tesis (pasaje de alumno a graduado).

Toda situación de pasaje de un estadio de la existencia a otro, presupone una situación de crisis, donde la incertidumbre, la resistencia a dejar el viejo estadio o los temores que acarrea la nueva situación imprevista, suelen ocasionar demoras y regresiones en las cuales uno se resiste a pasar por tal situación de desplazamiento hacia el nuevo estadio.

Cultura académica

Un problema estrictamente académico, es una suerte de discontinuidad dada entre el discurso o los requisitos universitarios exigidos, y por otro lado, la práctica pedagógica y didáctica cotidiana en dichas universidades. Es decir, desde las exigencias hacia los alumnos o desde el discurso académico oficial, las universidades exigen la presentación de trabajos de investigación que tengan entre 50 a 150 páginas, ya sea con el nombre de tesina (decir tesina es una especie de eufemismo con una palabra que termina en diminutivo para no amedrentar a los estudiantes: asusta menos decirle a alguien que tiene que presentar una tesina a decirle que tiene que presentar una tesis), ya sean tesis, monografías, o ensayos.

Pero en su revés de trama, las universidades no brindan en sus contenidos curriculares las herramientas mínimas e indispensables para realizar dichos trabajos de investigación. A lo sumo, suelen poner una o dos materias cuatrimestrales o semestrales en el último año de las carreras universitarias, llamadas "Metodología de la investigación", "Seminario de tesis" o "Taller de tesis". No basta con 2 materias en el último año de una carrera universitaria para lograr que los estudiantes adquieran una práctica de la investigación, la lectura y la escritura. Como casi todo en la vida, la práctica investigativa y la escritura es una cuestión de hábito. Y con dos cursadas hacia el final de una carrera universitaria, no alcanza para que los estudiantes puedan realizar una tesis de 50, 80 o 120 páginas. En este sentido, una reforma saludable que deberían hacer muchas universidades, consiste en estimular el hábito de la investigación, la lectura y la escritura desde los inicios de las carreras académicas. No hay otra forma de lograr una eficacia pedagógica.

La legitimación docente

Las críticas que hacen los docentes que supervisan tesis, no siempre son constructivas. El profesor establece una relación de poder con el alumno que puede dificultar las cosas. La actividad del tutor de tesis o del profesor de Metodología de la Investigación es tautológica: su función es corregir. O sea: el estudiante no debe desmoralizarse ante las observaciones que haga el docente, ya que el profesor en cuanto tal será crítico en sus observaciones, salvo algunas excepciones. Si el docente que nos supervisa la tesis corrige excesivamente la tesis, no queda otro remedio que ceder. Como hay una relación asimétrica de poder en el medio, y debido a que aquello que apremia al estudiante es recibirse, la palabra del docente es la que vale. Como ya señalé en otro escrito (ver Consejos para la elaboración de tesis (Parte 1) ), en el desarrollo de la tesis hace falta detectar las condiciones de legibilidad de quien será nuestro evaluador y tutor de tesis para adaptar la escritura a sus pareceres, por más sesgados que parezcan.

La ciencia como discurso castrador

La ciencia, además de ser un sistema de validación de conocimientos tanto a nivel lógico como empírico, es un discurso social. Vista como discurso, la ciencia se nos presenta como un dispositivo bastante rígido y formal. Los estudiantes, al oír hablar sobre hipótesis, método de investigación, marco teórico, variables, o instrumentos de análisis, se sientes cohibidos, como si se tratase de algo demasiado circunspecto y alejado de sus alcances. Este "efecto social de lectura" que provoca la discursividad científica, en gran medida es generado por las mismas universidades que necesitan legitimarse a partir de una discursividad que supuestamente les es exclusiva.

Como si fuese un relato de Kafka, la ciencia irrumpe en un imaginario social bastante extendido como una suerte de guardián que se ubica ante la puerta del conocimiento e impide el paso a todo aquel que se rehúse a emplear sus términos.

Lo que hay que entender es que como todo discurso, la ciencia tiene su propia gramática, su propio sistema de reglas. No debe amedrentar el discurso científico de las academias. Si lo desmenuzamos, nos podemos encontrar con que se asemeja mucho al sentido común.

La resistencia a la lectura crítica

Hoy en día, la gente lee más, pero una lectura más simplista y diversificada. De hecho, las tasas de alfabetización hacia principios del siglo XXI, son más elevadas que lo que se daba en siglos anteriores. Sin embargo, un aspecto que tiene que ver con la sociedad en la cual vivimos, es que la lectura científica, reflexiva o erudita, ha dejado de ser una práctica cotidiana deseable. Como viene diciéndose desde mediados del siglo XIX, vivimos en una sociedad hedonista, donde todos los individuos nos volcamos más por el placer directo, simple, sin mucho ejercicio mental para llegar a la satisfacción. Preferimos ver el documental de Discovery Channel sobre las culturas primitivas a leer La rama dorada de Fraser, preferimos leer lo que hoy en día se denomina una "novela histórica" sobre la Edad Media a leer El otoño de la edad media de Huizinga, preferimos ver la película Ana Karenina a leer esas más de 800 páginas de la novela de Tolstoi.

Este fenómeno es complejo de analizar. Por un lado, se podría decir: el acceso al placer y al conocimiento, se ha diversificado, con lo cual, la "tiranía del libro" ha cedido su lugar a otros bienes simbólicos de acceso al placer, la cultura o el conocimiento. Sin embargo, regocijarnos en aquello que denomino el fin de la tiranía del libro, creo que es una visión simplista y populista desde un criterio político. Tampoco hay que desdeñar aquello que muchas teorías de la enseñanza actuales denominan las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación como medios para acceder al conocimiento o al placer. En todo caso, lo que sí considero es que la tendencia hedonista, atenta contra la creación de personas críticas, creativas y reflexivas.

Retomando nuestro eje de análisis: el hecho de que se lea menos, es otra barrera que atenta contra la realización de una tesis. En definitiva, la escritura no es otra cosa que una relectura.

Finalmente, otra explicación de por qué se lee menos un tipo de lectura que requiere mayor concentración o reflexividad, es debido a que vivimos estresados y en una sociedad altamente competitiva, donde toda persona media, luego de haber trabajado 10 o 12 horas, con una situación laboral precaria, cuando llega a su hogar, lo único que quiere hacer es prender la televisión y no pensar en nada. Desde este criterio, el mundo en el que vivimos, atenta contra la lectura reflexiva.

La resistencia a la creatividad

Sin temor a equivocarme, hago la siguiente afirmación: la realización de una tesis puede llegar a ser la fase más productiva y enriquecedora en el itinerario académico de un estudiante. Pensemos en lo siguiente: a través de una carrera universitaria, vamos haciendo un recorrido guiado por diversos saberes y prácticas. Hacia el final de la carrera, nos encontramos con la chance de realizar un trabajo de investigación en el cual tenemos la opción de elegir un tema que nos resulte digno de interés. El momento de la realización de una tesis es la etapa más personal e integradora de todo el saber acumulado. Es aquella instancia en la cual como estudiantes podemos elegir qué temas, marcos de lectura, problemáticas e intereses personales merecen nuestra atención.

Precisamente, esta situación de libertad de elección y de ejercicio de la creatividad, es aquello que atenta contra su realización. Quiero decir, ya sea tanto por la sociedad en la cual vivimos, como por los hábitos de enseñanza memorísticos o de repetición de contenidos, el estudiante, al encontrarse con que para realizar una tesis debe elegir por sí mismo y plantear sus puntos de vista originales o por lo menos integradores, tal situación resulta compleja de asumir: no estamos acostumbrados a ser creativos o a tener libre iniciativa en nuestras vidas cotidianas. A tal punto la creatividad es algo que falta en nuestras vidas, que desde ciertas universidades y empresas se promueven ejercicios y métodos para lograr estimular el "pensamiento creativo" o el "pensamiento lateral"

El estudio universitario y el deber ser

Muchos estudiantes universitarios realizan carreras de grado o postgrado no por deseos personales, sino porque el mundo del trabajo, de la familia o de la imagen social los valorará más de este modo. Desde este criterio, se puede afirmar que uno estudia más para los otros que para sí mismo: el papá no pudo terminar la secundaria, entonces el hijo estudia abogacía; en la empresa en la cual trabaja alguien, para lograr un ascenso como gerente de área, se necesita tener el título de licenciado en comercialización, etc.

Este aspecto, que no es menor, es otra causa de por qué los estudiantes se demoran en la realización de sus tesis. El discurso típico en estos casos hace referencia a: "Para mí, la realización de la tesis, no es más que un trámite", o "A mí, lo único que me interesa es obtener el título universitario".

Fuente: escribimos.com
http://www.conocimientosweb.net/zip/article1030.html